ETB ofreció ayer el primer debate televisado con los dos principales candidatos de las elecciones autonómicas vascas: Imanol Pradales del PNV y Pello Otxandiano de EH Bildu. Sin embargo, fue el candidato del PSE quien protagonizó algunos de los momentos más incómodos en fondo y forma. Eneko Andueza interpeló a Otxandiano sobre la eterna cuestión del estatus político, la reforma estatutaria, la independencia y la madre del cordero. Un tema, por cierto, que hasta hoy ha ocupado un espacio discreto en la contienda electoral. “¿Cuál es vuestra propuesta?”, espetaba Andueza. “¿Tomar el camino catalán?”.
Mirada con perspectiva, la frase lleva un paradójico veneno. Hace no tantos años, los partidos de obediencia estatal alababan el seny catalán, la capacidad negociadora, el sentido común, y lo contraponían al desenfreno de los vascos, la brutalidad, el dogmatismo. La vieja Catalunya de Pujol era un ejemplo de mesura frente a eso que la prensa más paleolítica llamaba “sociedad enferma”, un extraño instinto euskaldún que nos llevaba a votar opciones equivocadas. En algún momento de la historia, las tornas cambiaron y “el camino catalán” se convirtió para ellos en un paradigma de enajenación y desacierto.
El caso es que una parte de la sociedad vasca anda entretenida ahora en otras pasiones. El sábado pasado, el Athletic de Bilbao ganó la final de la Copa tras una travesía de 40 años sin títulos. Las nostalgias se encendieron enseguida y la prensa se nos llenó de fotografías viejas. En 1984, los jugadores de Javier Clemente navegaron la ría en olor de multitudes y hoy la gabarra ha vuelto a surcar las mismas aguas, esta vez un poco más limpias, aunque con todas las ilusiones intactas. Hace una semana, el club ya andaba vendiendo la piel del oso antes de haberlo cazado. Jugadores y aficionados se llevaban el dedo a los labios. ¡Shhh! Mejor a lo bajini.
Todo empezó como una broma en las redes sociales. “A lo bajini”, escribía Iñaki Williams en X -antigua Twitter- para conjurar los demonios de la superstición. Humildad y trabajo frente al ruido y la fanfarronería. La consigna tiene algo de subversivo porque rompe con esa imagen caricaturizada del bilbaíno sobrado que se siente el centro del mundo. La afición hizo suyo el lema y estampó camisetas y banderas con ese llamamiento a la discreción. Y el sábado, cuando los penaltis decantaron por fin el partido en La Cartuja, Williams salió al césped con una camiseta que llevaba el lema a la espalda: “A lo bajini”.
Mientras Bilbao se viste de rojiblanco, las encuestas electorales presentan un panorama inédito y una pugna apretadísima entre el PNV y EH Bildu. Hay otra circunstancia novedosa. Por primera vez, dos candidatos que se declaran independentistas podrían acaparar las tres cuartas partes de los diputados en liza. Todo esto, claro está, sin un referéndum soberanista a la vista. Será que “a lo bajini” es el nuevo seny vasco. O será que hay que coger fuerzas por si llegan los tiempos del ruido.