El caso Salellas

«A la izquierda del PSOE hay una impugnación del bipartidismo e incluso una crítica estructural al Estado»

03 de juliol de 2025

Hace unos días, cuando se conoció que Benet Salellas sería el abogado de Santos Cerdán, cundió la sorpresa entre tirios y troyanos. En los márgenes izquierdos muchos expresaban incomodidad y recelo. En la derecha se hacía burla de la cuestión y todavía ayer el ABC le dedicaba un titular denigratorio: “De defender las libertades civiles a Santos Cerdán”. En una sola frase, el diario conservador no solo demoniza al exsecretario de Organización del PSOE y a su letrado, sino que además nos trata de hacer creer que a la derecha española le importaron alguna vez las libertades.

Es cierto, Salellas consiguió la absolución de Tamara Carrasco después de que el ABC, igual que muchas otras cabeceras, le colgara el sambenito de “cabecilla” terrorista. Salellas también hizo que Estrasburgo condenara a España por haber castigado con penas de cárcel la quema de fotografías de la Familia Real, caballito blanco de la prensa rancia. Y qué decir del juicio contra Jordi Cuixart, que se subió a un coche de la Guardia Civil en un gesto apaciguador que la caverna interpretó como un ultraje al cuerpo armado. Salellas se ocupó de su defensa.

La cuestión es que Salellas fue diputado de la CUP y Laia Estrada le ha expresado el “malestar” de sus excompañeros. Pero aquí no estamos para juzgar la desazón de los unos o las veredas profesionales de los otros, sino para señalar una curiosa paradoja. Y es que Salellas, aunque lo niegue, afronta el caso de Santos Cerdán como un juicio político y está haciendo declaraciones con una osadía que no siempre pueden permitirse los partidos. A la izquierda del PSOE hay una impugnación del bipartidismo e incluso una crítica estructural al Estado. Salellas hila aún más fino.

El pasado lunes, Santos Cerdán se declaró objeto de una cacería ideológica por haber traspasado el tabú del diálogo con Junts y EH Bildu. Salellas, por convicción o por estrategia, apuntala la hipótesis del montaje. Solo así se explicaría que el fiscal fuera capaz de redactar en apenas media hora un auto de veinte folios. “Lo llevaba preparado”. Entre otras cosas, el abogado dibuja una sombra de sospecha sobre la figura de Koldo García y alienta la teoría de que actuó como un agente encubierto: tuvo como abogado a un edil del PP, Aznar lo indultó y Zoido lo condecoró con la Cruz blanca de la Guardia Civil por motivos que permanecen en secreto…

Salellas cuestiona los ritmos de la UCO. Los agentes tenían la información más de un año antes y de pronto, sin que se sepa cómo, apareció una filtración en prensa que ponía en jaque al Gobierno de Sánchez. Cabe sospechar, dice Salellas, que las cloacas policiales se han aliado con Vox para marcar los tiempos políticos. Parece “un litigio estratégico de la extrema derecha”. Y sí, las terminales del Estado profundo se niegan a admitir desvíos indecorosos como la ley de amnistía o la repatriación de los presos vascos. La verdad es la verdad, la diga Salellas o su porquero.